miércoles, 30 de noviembre de 2016

Del Deporte Adaptado al Deporte Inclusivo

271 Days to Run: del Deporte Adaptado al Deporte Inclusivo

Tanto Aketza como Eder, desde pequeños, siempre han practicado mucho deporte, como un método de desarrollo y crecimiento. No sólo a nivel físico, sino también emocional. Aprender a ganar, aprender a perder, la recompensa del esfuerzo, favorecer las virtudes e identificar los puntos débiles para minimizarlos.


Se estima que se necesitan unas 8000 horas para llegar a dominar una disciplina deportiva. La lista en las que iniciábamos el contador de horas es interminable: basket, beisbol, skate, bodyboard, surf, padle surf, vela, scooter, freesbe, cometas, petanca, remo, bolos finlandeses, natación, slack-line, bici, kayak, badmington, ping-pong, tiro con arco…pero de entre todas el fútbol era el rey. 

Les encantaba y les encanta. En todas sus modalidades: 1 contra 1, 2 contra 2, partido, tiros, córners o una “rápida”…para todas ellas, siempre encontramos voluntarios.



Tanto les gustaba que tomamos la “dura” decisión de hipotecar nuestros fines de semana apuntando a Aketza a un Club con todo lo que ello conlleva. Con sus entrenamientos, sus partidos de fin de semana, su grupo de padres y sus injustificables lotes de ropa…ropa de entrenamiento, de partido, ropa de paseo, anorak, mochila…todos iguales, para hacer equipo dicen. 

Abro paréntesis.

Yo, que jugué y entrené más de dos décadas, en mis equipos jamás tuvimos lote de ropa. Jugábamos con ropa heredada del equipo mayor, tan usada como llena de historia. Entrenábamos con camisetas básicas, de publicidad casi siempre, nada de tejidos transpirables ni térmicos, habitualmente bajo la lluvia y, eso sí, todos de diferente color. Aun así, éramos una piña, un grupo compacto y homogéneo. Nos defendíamos unos a otros incluso cuando no teníamos razón. No necesitábamos vestir igual.

Siendo la industria textil la segunda más contaminante del planeta, tal vez ha llegado el momento de hacer una reflexión.

Cierro paréntesis.

Cuando Eder tenía 8 años, le propusimos si quería jugar con su hermano, y nos fuimos para el Club a hablar con el responsable del fútbol base. Le hablamos de su dificultad, pero que conociendo sus ganas, su fuerza de voluntad y su alegría, no tendría ningún impedimento para que pudiera entrenar como uno más y sobretodo disfrutar.

Su respuesta fue breve y clara: “El objetivo del fútbol-base es formar jugadores para el primer equipo, y como Eder nunca lo conseguirá, no tiene sentido que le apuntéis”. Seguramente tuvo días mejores en el cargo, este no fue uno de ellos.

Lejos de sentirnos humillados,  sentimos una gran pena por lo que se estaban perdiendo. Lo que él vio como un problema, nosotros lo veíamos como un regalo. Les estábamos ofreciendo un psicólogo, un motivador, un referente para el resto de chavales. Cómo te podrás quejar de que el entrenador no te pone de delantero, o de que no te dejan tirar las faltas, o de que no eres titular, o que otros juegan más minutos que tú… cuando compartes vestuario con un niño que es feliz chutando sin caerse.  Y encima les íbamos a pagar por ello.

Abro otro paréntesis.

Me atrevería a decir que el fútbol como deporte formativo a ciertos niveles y en la mayoría de los Clubs está herido de muerte. Es el último deporte que aconsejaría para un niño. No sé si es la influencia de la televisión, de la frustración de padres que ven su redención en los goles de sus descendientes o la influencia poco edificante de determinadas estrellas admiradas por sus peinados y sus poses, pero basta pasearse por cualquier campo un sábado por la mañana para darse cuenta de que ese no es el camino.

Cierro paréntesis.

Por suerte, siempre que se cierra una puerta se abre una ventana. La Federació Esportiva Catalana de Paralítics Cerebrals nos puso en contacto con el Futbol Sala Castelldefels, un oasis en el desierto, que con Juanjo Capdevila a la cabeza nos ofreció la oportunidad de formar un equipo de fútbol sala para niños discapacitados.




Deporte adaptado, donde los chavales con discapacidad pueden practicar actividades adaptadas a sus niveles de movilidad, como un complemento perfecto a su rehabilitación. Tras unos inicios inciertos pero llenos de ilusión, ahí seguimos 5 años después, sin parar de crecer aunque aún falta mucho camino por recorrer hasta que los Clubs vean como algo normal tener una sección de deporte adaptado.

Pero por qué no soñar con el deporte inclusivo donde un niño cuya discapacidad le permita desenvolverse con relativa autonomía pueda tener cabida en un equipo de niños sin discapacidad. Donde no se ganen ni pierdan partidos, ni haya marcador, ni hat-tricks, ni pitxitxis. Donde todos aprendan que lo importante, lo que les servirá para el resto de sus vidas no son los goles, sino los valores: solidaridad, compañerismo, empatía,  grupo, respeto, paciencia….un deporte donde todos ganen.

¿Por qué adaptar los deportes para que puedan practicarlo los discapacitados en lugar de adaptar a los deportistas capacitados para que todos disfruten aprendiendo?

Cap Nen Sense Jugar 2016

Mientras llega ese momento, os dejamos con la tercera edición de la Jornada de “Cap Nen Sense Jugar” que organizamos cada año con un éxito creciente y que Eder aprovechó para saltar al campo a dar sus primeros toques. Tres campos, siete equipos, 80 deportistas, 4 horas de ilusión, entrega y superación sin límites...4 horas de DEPORTE con mayúsculas. 


500 Days to Run - Capítulo 12 from Iñaki Requena Iglesias on Vimeo.

Eder & Aketza & Esther & Iñaki 



No hay comentarios:

Publicar un comentario