Por fin!!
Los dolores postoperatorios que se fueron, volvieron con más crudeza sin explicación médica alguna, han vuelto a desaparecer y, por fin 46 días después de la operación, ya hemos podido dormir una noche completa.
Nada
comparado a nuestros comienzos. Después de 2 meses en las incubadoras, donde no
había día y noche, sus cuerpos no tenían interiorizada la rutina de sueño. A ello,
añadimos que era imperativo tomar biberón cada 2 horas por su bajo peso,
incluidas las tomas de la noche.
Entre
preparar biberones, la ingesta, el eructo, cambio de pañales y retomar el
sueño, nos restaban 45 minutos hasta la siguiente toma. Eso siempre que no se
desacompasasen. Y así, en períodos de 3 cuartos de hora, recuperábamos fuerzas.
Y fueron
pasando días y noches, se fueron alargando las tomas, aunque siempre había un
motivo para reclamar la atención: calor, frío, sed, un chupete que se
escondía,...hasta que una mañana Esther me preguntó...”¿te has levantado esta
noche?”, “yo no, y tú?”...”yo tampoco”....no nos lo podíamos creer, habían
dormido los dos una noche entera, sin interrupción.... pasaban unos días de los
4 años.
Así que
pocos nos parecen 46 días.
Ya nos
han quitado la última parte de la inmovilización, la que fijaba el tobillo y
hemos ganado algo de libertad y comodidad, lo que nos permite nuevas
disciplinas deportivas.
Eder & Aketza & Esther & Iñaki