Se define “felicidad” como el estado de ánimo de la persona que se
siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo
bueno. Pero más que un estado de ánimo lo podríamos definir como “una decisión”. Nosotros
podemos decidir si ser felices o no.
Realizamos 3 comidas al día y dormimos bajo techo...algo básico
podríamos pensar. En el año 2016, 350.000 personas cruzaron el Mediterráneo
huyendo de la guerra. Más de 20.000 eran niños que viajaban solos. Imaginemos su felicidad con
nuestro “paquete básico” de comida y casa.
Tenemos a nuestros hijos escolarizados, y hasta hay días
de puertas abiertas en las que los colegios nos muestras sus bondades. Podemos
incluso elegir. En el año 2012, un grupo de talibanes tirotearon a Malala, una
niña pakistaní que sólo quería estudiar.
En su discurso tras recibir el Premio Nobel de La Paz
realizó un alegato sobre la importancia de la educación: "Un niño, un
profesor, un lápiz y un libro pueden cambiar el mundo". Mientras nosotros,
tenemos que convencer a nuestros adolescentes de que se esfuercen y disfruten
yendo a clase, cuando deberían acudir radiantes de felicidad por su suerte.
Leí hace unos años una entrevista a un niño saharaui. Uno
de esos que vienen a pasar unos meses de verano entre nosotros y así salir de
los campos de refugiados, para tratarse de sus enfermedades y poder ser niños.
Decía que lo más maravilloso que había contemplado entre nosotros era ver cómo salía agua del grifo. Se
quedaba embobado viendo aquel “milagro” acostumbrado a recorrer kilómetros para
poder beber. Somos testigos de este milagro cada día, y ni nos damos cuenta.
Y nosotros tenemos a nuestro Eder. Podríamos pensar en la mala suerte por lo que le pasó. Pero también podemos pensar qué hubiera sido de él de haber nacido 1000 km más
al sur. Sin los primeros cuidados al nacer o las dos operaciones en sus
piernas, seguramente ahora no podría caminar. Nosotros, y solo nosotros, elegimos si sentirnos mal o irradiar felicidad.
En definitiva, nosotros decidimos dónde poner el origen
de coordenadas, el punto (0,0) de la felicidad.
Ante una misma situación, somos nosotros quienes
decidimos si eso nos hace felices, o somos unos frustrados por lo que no hemos
alcanzado.
Es bueno tener objetivos y sueños, y luchar para conseguirlos. Pero nunca hemos de olvidar que posiblemente nuestro origen de
coordenadas, nuestro punto de salida, sea el objetivo y el sueño de más de la
mitad de la humanidad.
Hace un año, Eder pasaba por el quirófano. Si nos llegan a decir que 11 meses después podría superar la gynkana para conseguir su regalo de cumpleaños, no nos lo hubiéramos creído. No podemos sentirnos más felices.
Hace un año, Eder pasaba por el quirófano. Si nos llegan a decir que 11 meses después podría superar la gynkana para conseguir su regalo de cumpleaños, no nos lo hubiéramos creído. No podemos sentirnos más felices.
¡¡ Zorionak Twins !!
500 Days to Run - Capítulo 15 from Iñaki Requena Iglesias on Vimeo.
Eder & Aketza & Esther & Iñaki
500 Days to Run - Capítulo 15 from Iñaki Requena Iglesias on Vimeo.
Eder & Aketza & Esther & Iñaki